Las hojas siguen cayendo sobre mi
cabeza,
El dulce calor de tu aliento
empaña mis metas,
Echo de menos mis labios sobre tu
piel tersa,
Aquellas sonrisas ingenuas de luz
argéntea.
Mis torpes dedos bailan un largo
vals a solas,
Recuerdan aquellas noches que
siempre eran cortas,
Dos mentes haciendo el amor,
discuten las bocas
A susurros y a gritos, sobre
besos que ahogan.
Risas nacen en los ojos, mueren
en los labios,
Las lágrimas fluyen por los
pómulos rosados,
Dos miradas que no temen amar demasiado,
Dos corazones unidos por un único
hálito.
Duermen felices envueltos en
sueños y abrazos,
Idiotas que sólo saben andar de
la mano,
Juegan a entrelazar a oscuras sus
pies descalzos,
Vuelan alto, mientras se pierden
entre los astros.
El tiempo no corre en el reloj
cuando están juntos,
Su cuarto es el lugar donde se
resume el mundo,
Dónde sólo caben dos y no hay
tumultos,
Dónde cada momento es único, y
dos son uno.
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