miércoles, 26 de febrero de 2020

Un nenúfar y un susurro

La primera vez que vi un nenúfar,
Mis ojos seguían sus elegantes bailes
Pero no escuchaba una gota de música,
¿Cuál es la canción de cuna que murmuran
Y que a mis oídos se les escapa
Como el día a la luna?
Sólo escucho los redobles de las cigarras
Y la calma del agua esmeralda,
El zumbido sordo de las libélulas
Y el frescor de la primavera pretérita.


No son para mí sus baladas,
Aunque nunca me fueran negadas,
Sólo era eso,
Un límite sin velos,
Como para mis labios
Poder llegar a besar los cielos.
Será sólo eso,
Un anhelo pasajero,
Decía mientras entrelazaba mis dedos,
Temerosos de no encontrar nunca el soneto,
Pero siempre tuvo el dolor predilección
Por los versos largos y los tempos lentos.


El oxígeno pesa algo más,
Cada bocanada es más amarga
Y castiga con cuchillas la garganta,
Huele a tierra quemada,
Tengo la esperanza a pan y agua,
Y me guardo las migajas
Por si vienen las hormigas 
A llevárselas.


Los nenúfares siguen en silencio,
Quizás nunca lo rompieron
Y sus secretos no eran más que el viento
Dando voz al delirio de un deseo.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Flores bajo el barro

Viven en las esquinas de mi cuarto
Sombras con manos de esparto,
Me persiguen cada noche,
Cortan con la culpa y el reproche.

Cruje el mármol y sisean las mareas,
No hago más que malgastar letras,
Una cometa sometida a la veleta
De las brisas voraces y etéreas,
Que consumen el calor de las hogueras
Y dejan tras de sí cuerpos de planetas.
Me gustaría ver bien de cerca
El día que el sol y su luz mueran,
Que el frío y la oscuridad más negra
Pintasen de estrellas blancas las aceras,
Guardaría en una caja el último cabello
De la luz de la aúrea perla,
Lo pondría bajo ramas de fresno,
Y cubriría de suspiros sus ascuas frías,
Que su chispa prenda la vida
De los cielos a la cripta.

Pero todavía queda un rato,
Así que me quito los zapatos,
Ignorando el filo de los guijarros
Y el húmedo frío del barro,
Que mi sangre de flores
Bajo mi huella,
Que destellos de todos los colores
Ahuyenten a las hienas.

Una vez más las nubes se deshacen,
La luz se congrega en haces,
Firmes como férreas voluntades,
Comienza el baile
De la brisa vespertina,
La serpiente su sonajero afina
Y las sombras se rizan
Con cada sacudida
De su rítmica melodía.

viernes, 14 de febrero de 2020

Ruido estático

Qué decir,
Cuando el silencio lo inunda todo,
Cuando mis susurros de socorro
No hacen más que buscar el fondo,
Allá dónde no se atreve a vivir el lodo,
Dónde se desdibujan los contornos
Y las miradas escapan de sus marcos rotos.

Da igual dónde pose los ojos,
Siempre me encuentra,
Siento el peso sobre los hombros,
La voz de una justicia enferma,
Reina de los tuertos
Y los tiranos,
Quiebra la voluntad del hierro,
Y convierte las chispas en manos
Que se enredan entre mis pies,
Sus dedos dibujan surcos en mi piel,
Versos que rezan que me deje caer,
Que vea el suelo ceder,
Que escupa la miel
Y beba la hiel.

Sus cánticos son erráticos,
Tejen notas como lirios blancos,
Y yo no quiero escuchar,
Grito por encima del estruendo abismal,
Las olas rompen en mi paladar,
Las palabras son la único que queda por quemar
Para huír de la gélida niebla
Y su tibio abrazo maternal.

lunes, 10 de febrero de 2020

Ando

No puedo más,
Estoy harto del espejo
En el que me reflejo,
Ensayo cada gesto,
Cada miedo,
Disfrazado de valiente atrevimiento,
Un cobarde sin miedo al cementerio,
Sólo quiero cumplir un par de mandamientos
E irme en silencio,
Mutis por el foro, aplauso y agradecimientos.

Ser, lo intento,
Aunque sólo lo parezco,
Vivo a medias,
En mis bolsillos sobra arena,
El humo y las jaquecas,
Me anda cojo el sueño,
Dos brújulas que jamás están de acuerdo,
Una me dice la hora y la otra el tiempo.

No me importa perder el equilibrio,
Siempre me han dicho que escribo torcido,
Que tengo mala letra
Y que no escriba con bolígrafo,
Que da igual lo que escriba
Si no hay nadie que me entienda
Para darle un sentido.

Todo es más difícil cuando el sol se apaga,
Y la luna con su luz la noche rasga,
Entran miles de perlas negras  por la ventana
Y la noche me sorprende con las sábanas mojadas
De alguna lágrima que se despertó asustada.

Todavía no llego a escuchar la música,
Me enredo entre los dedos de la bruma
Busco la luz en el fondo de mis ojos,
Vivo del atardecer y sus destellos rojos.

Mis ojos quieren ver el alba,
Pero nunca llega la mañana con la persiana bajada.
Quiero que se muera el frío,
Que se oxiden sus cuchillos,
Que no me falte nunca el oxígeno,
Dejar de ser un cínico,
Y encontrar algo de paz en el exilio.