martes, 12 de mayo de 2020

Instantáneas


Entendí mal la moraleja,
Bailo sobre la cuerda floja,
Bajo mis pies resbalan las tejas,
Tengo las manos rojas
De la arcilla que arranqué de mis costillas,
Cosí la herida con pétalos y astillas,
Las ondas mis raíces mojan,
Me quedé a vivir en la orilla
Por si la sed no perdona.

En mi lengua nacarada todo trastabilla,
Juegan con cerillas las almas raras,
Fantasmas al otro lado de la mirilla,
Vértigo en el borde de la silla,
Las arcadas levitan,
Consciencia onírica,
Omnipresencia de la crítica
Para mitigar la crecida de las idas y venidas
Lascivas de la cuchilla que corta pero no castiga.
Cristales escondidos en las migas,
Yacía fría vacía sin melodía
En el último cajón de la mesilla,
La última colilla.

Siempre respuestas dignas
Si no lo sé hacer pues ya va,
La oscuridad siempre es la misma,
Los mismos huesos me fractura,
No tengo más palabras que afilar,
Sólo deshilar las malas costuras,
Que se pongan de rodillas las estructuras
Que ahogaron mi ascua en su mentira pulcra.
Puntos de sutura para esconder
Lo que sobra de mi ser,
Lo que está y no consigo entender,
Por qué lo tuve que coger,
Si no era mío, ni para mí,
¿quién se creyó con el derecho
A podérmelo ofrecer?
Si tampoco era suyo para dar,
Y por mucho que pienso,
Y por mucho que a veces
Apenas lo recuerdo,
Siempre está.
También cuando sueño,
Y hace tiempo que dejé de hacerlo,
Ahora simplemente corro,
Estoy escapando cada noche
De algo que siempre me coge por el hombro
Y me tira contra el cemento
Y yo muerdo el suelo sin reproche.
Yo sigo su canción aunque no entone,
Sólo espero que mis ojos me perdonen
Por mirarme tan de cerca
Y encontrar siempre la grieta.