miércoles, 26 de febrero de 2020

Un nenúfar y un susurro

La primera vez que vi un nenúfar,
Mis ojos seguían sus elegantes bailes
Pero no escuchaba una gota de música,
¿Cuál es la canción de cuna que murmuran
Y que a mis oídos se les escapa
Como el día a la luna?
Sólo escucho los redobles de las cigarras
Y la calma del agua esmeralda,
El zumbido sordo de las libélulas
Y el frescor de la primavera pretérita.


No son para mí sus baladas,
Aunque nunca me fueran negadas,
Sólo era eso,
Un límite sin velos,
Como para mis labios
Poder llegar a besar los cielos.
Será sólo eso,
Un anhelo pasajero,
Decía mientras entrelazaba mis dedos,
Temerosos de no encontrar nunca el soneto,
Pero siempre tuvo el dolor predilección
Por los versos largos y los tempos lentos.


El oxígeno pesa algo más,
Cada bocanada es más amarga
Y castiga con cuchillas la garganta,
Huele a tierra quemada,
Tengo la esperanza a pan y agua,
Y me guardo las migajas
Por si vienen las hormigas 
A llevárselas.


Los nenúfares siguen en silencio,
Quizás nunca lo rompieron
Y sus secretos no eran más que el viento
Dando voz al delirio de un deseo.

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