miércoles, 19 de febrero de 2020

Flores bajo el barro

Viven en las esquinas de mi cuarto
Sombras con manos de esparto,
Me persiguen cada noche,
Cortan con la culpa y el reproche.

Cruje el mármol y sisean las mareas,
No hago más que malgastar letras,
Una cometa sometida a la veleta
De las brisas voraces y etéreas,
Que consumen el calor de las hogueras
Y dejan tras de sí cuerpos de planetas.
Me gustaría ver bien de cerca
El día que el sol y su luz mueran,
Que el frío y la oscuridad más negra
Pintasen de estrellas blancas las aceras,
Guardaría en una caja el último cabello
De la luz de la aúrea perla,
Lo pondría bajo ramas de fresno,
Y cubriría de suspiros sus ascuas frías,
Que su chispa prenda la vida
De los cielos a la cripta.

Pero todavía queda un rato,
Así que me quito los zapatos,
Ignorando el filo de los guijarros
Y el húmedo frío del barro,
Que mi sangre de flores
Bajo mi huella,
Que destellos de todos los colores
Ahuyenten a las hienas.

Una vez más las nubes se deshacen,
La luz se congrega en haces,
Firmes como férreas voluntades,
Comienza el baile
De la brisa vespertina,
La serpiente su sonajero afina
Y las sombras se rizan
Con cada sacudida
De su rítmica melodía.

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