viernes, 15 de julio de 2016

Quema

Escucho gemidos,
Arañazos en la puerta,
Azul pinta los destinos,
Las paredes de mi cabeza,
Que pesa más que piensa
Pues pasa de perseguir
Profecías huecas.


Dejo pasar otro tren,
Que no tengo prisa,
Ni besos para el viaje
Ni papel,
Para hacer correr
Al tiempo
Y su paso lento,
Y se desangra la paciencia
A la luz de una hoguera
Donde sólo cabe el frío
Y el eco de un suspiro,
Malo y viejo conocido.


No se puede
Cerrarle la puerta
Al recuerdo,
Asalta como la duda,
Se aferra al cuello,
Y no suelta, jamás,
Sólo afloja un poco,
Un momento para respirar,
Para pensar que quizás
Ha muerto y habrá paz,
Pero no hay peor mentira
Que las que uno hila,
Arden como el papel
Con lagrimas escritas
Con sangre y gasolina,
Y con la más mínima débil chispa,
El tapiz muere,
La verdad amanece,
Y ahí está la hoguera,
Que no calienta,
Cala la sangre el frío,
Y sólo hay vacío,
Frío,
Que ya ni vivo
Ni me dejan morir.

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