viernes, 1 de julio de 2016

Hastío

Miradas que traspasan almas
Ávidas de palabras cándidas
Que susurren sus nombres
En noches donde sobren las sábanas,
Y rieguen la noche los sudores
De amar con la persiana bajada,
Sin sueño en las pestañas.


Quieren encontrar una mano de su talla,
Entrelazar sus dedos y deslumbrar al alba
Con el brillo de sus besos húmedos,
De esos que jamás sacian.

La noche más fría
Es la solitaria,
El amor más querido,
El que falta,
La cama más grande,
La vacía.

Desborda el cenicero,
Ya no me escucha ni el silencio,
Ni el humo del cigarro
Calienta ya el pecho,
Un cajón hueco,
Donde el polvo se acumula
A la sombra de un recuerdo.

Hasta el eco se ha cansado de mis quejas,
Hartas de mis deseos las estrellas,
Se desangró la pluma en los tachones,
Para acallar el dolor de los renglones,
Tan llenos de ceniza,
De sueño,
De ansia de nuevas curvas,
A las que dedicar “te quieros”.

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