sábado, 7 de mayo de 2016

Siempre llaga, tú

Entre las comisuras del recuerdo
Se escapa algún suspiro,
Algún latido
Que se queja,
Una mente que aún piensa
En las cosas muertas.

Hojas llenas de heridas
A las que llamo “tú”.
La voz vacila,
Como el candil en la noche,
Tintinea su luz de cobre
Mientras susurra promesas de humo,
De amores que no se desvanecen con el uso
De relojes que se paran con los besos,
De madrugadas en las que el sol sale por tus ojos
Y nunca se pone, robándome la consciencia
Y la saliva.

Pero el candil se apaga,
Y llega el alba,
Y no estás,
Y no estoy.

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