martes, 2 de julio de 2019

Mejor

Los cristales se quedaron mudos,
Su brillante tintineo 
Dejo ciegos a los egos
Y su música acalló los truenos,
Un rumor rasga el pecho,
Los latidos suenan huecos
Como los sueños perfectos.


La calma se sintió extraña,
Las manos entrelazadas
Tras la espalda, engañan
Las miradas de las máscaras,
El suelo el foco de mi frente,
Se hunde un plomo en el vientre,
Frío, honesto, inerte,
No saben mentir las sorpresas,
Respiro la humedad en la niebla,
Estoy en casa aunque no vea,
Huyo de la luz y me refugio en la tormenta,
Sentirme pequeño, escurrirme por un hueco,
Que no me vean,
Vivir entre dos granos de arena,
Una habitación sin puertas,
Que no me encuentre el lobo,
Y que no me delaten las grietas.


Me olvidé de rezar,
Sólo creo en respirar
Y en lo que piso,
Ojalá estar menos conmigo,
Ya no sé de qué hablar
Cuando llueve los domingos.

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