Bajo las vías del tren anidan los recuerdos,
Pequeños souvenirs que quedaron olvidados,
O quizás se cayeron de la maleta de algún viajero,
Quizás los rompieron y tiraron los pedazos,
Piedras en el camino,
O lluvia en verano,
La memoria y su doble filo,
Que a veces sabe a canela
Y otras a tierra seca.
Arena en los zapatos
Y sal en las manos,
Por tus lágrimas
Que se quedaron en la playa,
Me pediste un abrazo en un susurro,
Y yo los confundí con el mar y su murmullo,
Y fui testigo del viento y sus cuchillos,
De tu carne pidiendo ayuda a gritos,
Sabía nadar y me quedé en la orilla,
Y nunca un reproche salió de tu sonrisa.
Un idiota que miró al dedo y no a la Luna,
No supo ver que su mente estaba muda,
Ni al rayo que partió su cuna,
Y sólo astillas, sólo heridas,
Pero nunca dejó de sonar la música.
Ahora sólo pido que me cantes
Hasta que me duerma,
No te vayas antes,
Aléjame de los gigantes
Cuando suena la tormenta,
Dame las buenas noches
Y despiértame cuando vuelvas.