sábado, 24 de noviembre de 2018

De rodillas

Bajo las vías del tren anidan los recuerdos,
Pequeños souvenirs que quedaron olvidados,
O quizás se cayeron de la maleta de algún viajero,
Quizás los rompieron y tiraron los pedazos,
Piedras en el camino,
O lluvia en verano,
La memoria y su doble filo,
Que a veces sabe a canela
Y otras a tierra seca.

Arena en los zapatos
Y sal en las manos,
Por tus lágrimas
Que se quedaron en la playa,
Me pediste un abrazo en un susurro,
Y yo los confundí con el mar y su murmullo,
Y fui testigo del viento y sus cuchillos,
De tu carne pidiendo ayuda a gritos,
Sabía nadar y me quedé en la orilla,
Y nunca un reproche salió de tu sonrisa.

Un idiota que miró al dedo y no a la Luna,
No supo ver que su mente estaba muda,
Ni al rayo que partió su cuna,
Y sólo astillas, sólo heridas,
Pero nunca dejó de sonar la música.

Ahora sólo pido que me cantes
Hasta que me duerma,
No te vayas antes,
Aléjame de los gigantes
Cuando suena la tormenta,
Dame las buenas noches

Y despiértame cuando vuelvas.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Contigo

No hagas ruido,
Que no nos escuche el frío,
Que se quede con las ganas
De mordernos los tobillos,
Fuera quedan los crujidos del hielo,
Las tibias luces de las farolas en el cielo,
Bajo el edredón no llega el viento,
Viento que sueña con mecerte el pelo,
Y acariciar tu piel,
Y robarte algún beso.
La tierra daría un océano por besarte los pies,
Mas te elevas un centímetro del suelo,
Siempre buscando robar alguna estrella
Que pueda acurrucarse en tu pecho.


Perdona si te pienso a cada rato,
Tu recuerdo sana las heridas
De un corazón que echa de menos tus caricias
Tu mirada me desmonta,
Dispara tu belleza a quemarropa,
Y sólo quiero ahogarme en tus ojos,
Dos mares de verdes mareas,
Que sus olas no me dejen pisar tierra,
Que el brillo de tu sonrisa
Me caliente cuando haga frío,
Que tu abrazo me proteja
En el mar embravecido,
Que tu boca me susurre
Hasta que me quede dormido.


El tierno escalofrío
De juntarnos ombligo con ombligo,
Dormir poco pero contigo,
Querernos a gritos
Aunque nos oigan los vecinos.


El sol ha dejado de fingir que era verano,
Pero todavía hay calor en tus abrazos,
Mi reina, regálame tu gentil tacto,
Que me quite el miedo al ocaso,
Que me tape los ojos
Cuando muera alguna estrella,
Y escríbeme en la espalda algún poema.


Lo de siempre, sigue siendo Madrid,
El mismo ritmo frenético y febril,
Ha vuelto el frío
Y las manos se cobijan en los bolsillos,
Los árboles se hacen viejos,
Sus hojas ya no brillan
Y sus corazones están huecos,
Pero tu mano me calma las prisas,
Contigo ya no arden las heridas,
Contigo ya no pesan las lágrimas.
Ya no se romperá el cielo,
Con tu olor en mi cama
Es más fácil conciliar el sueño.