martes, 10 de octubre de 2017

Sin tí(tulo) IV

Silencio,
Nada más que algún susurro del viento,
El tiempo quedo,
Espeso como el fluir de los besos,
Esos lentos, plenos,
que pintan las noches
en las que hablábamos de Eros.

Triste y mojado,
Como un barco de papel
A la deriva de un buen sueño.

Me miro en el espejo,
Cada mañana me atenazan
Las arcadas arrancadas
Por esos ojos negros,
Redondos azabaches
Que rezuman azufre y sangre.

Noches de pelearme con las sábanas,
Tan frías, tan vacías, tan ásperas,
Escupo gritos a la almohada,
Y cada noche duele más
El lado frío de la cama.

Por qué, si yo ya probé el amor
Y he querido con pasión
Entre humo y gotas de sudor,
Si ya sé lo profundo de su herida,
Lo dulce de su limón y su tequila,
Pero se extinguió el brillo de mis ojos,
Y sólo queda el calor del licor
La sal en mis ojeras
Y las malvas en mis cuencas.

Sólo lo añoro si me falta,
Sólo lo quiero si me falla,
Sólo vivo si me aman.

Eslabones oxidados
Cuelgan sobre mis hombros,
Rasgaron mi piel las esquirlas de sus labios,
Y los besos que quebraban mis almenas,
Dejé de mirarme los pies
Para anidar en su ombligo,
Cerré los párpados
Y disfruté de las vistas al abismo,
Pero qué cálido,
Qué mágico
El rítmico latir de sus virtudes,
Bañadas con el brillo
De una noche sin dormir,
A la luz de unos dedos
Que buscan componer los himnos
Que canten cada ocaso
Los delirios de un herido.