Tremebundo tremar el de mi
trémula voz,
Exánime expresar de tu estoico
corazón.
El pecho palpita pudoroso y
pusilánime,
Bocas que vacilan, trastabillan, unánimes.
Noveles amantes pecan de amar
demasiado,
Sólo violenta dialéctica y besos
mimados
Les guiaron por senderos finitos
y siniestros,
Ningún Eros ni Afrodita fueron
sus maestros.
Jugaron al juego predilecto de
poetas,
Sufrir por un amor de doble filo,
veleta,
Amor becqueriano, romántico, de
novela;
Amor insomne, de pasar la noche
en vela.
Heridas en los ojos, sangran
amargas lágrimas,
No hay cataplasma que cure sus
memorias pávidas,
No hay vendaje que tape el
gigantesco vacío,
No hay manta que caliente un amor
ya tan frío.
Glacial sentir el de sus caricias
ya vetustas,
Felices sonrisas, ahora muecas
adustas,
Y ya no saben sentir los pueriles
amantes,
Etéreos se tornan ya sus
marchitos semblantes.