Lecturas para todos los públicos. Empalago y deprimo a partes iguales. Amagos de literatura con guarnición. Al postre invita la casa.
martes, 30 de diciembre de 2014
Reflexión segunda.
Viajar, viajar…te lo venden como el elixir de la vida, el elixir de la ilusión, para romper con la rutina que nos ata en nuestro día a día; como una aventura de ensueño en vida…Pero viajar no es siempre bonito, por desgracia.
Viajar no es gratis. Los billetes de ida son billetes de abandono, de adiós. Viajar puede ser, a veces, dejar atrás, abandonar a alguien en una estancia, que te dedica esas lágrimas tan amargas del adiós, que llora porque ese último abrazo, ese último beso, abre una profunda herida en su corazón. Esos amargos recuerdos de los buenos momentos que dejas a tus espaldas, que hacen que te pese un poco más la maleta, el pesar del dolor.
Cuando te alejas de tu hogar, cuando dejas el epicentro de tu vida y viajas, al principio lo haces con ilusión, pero tras unos cuantos viajes con sabor a sal, todo cambia. Esa maleta que arrastras a regañadientes, ese traqueteo incesante de sus ruedas, que como si fueran metralletas perforan y fusilan tu mente, haciendo que se desvanezca cualquier mínimo atisbo de calma y paz.
Espero no desalentaros a viajar ni a ver mundo, ni de abrir vuestra mente a la infinita y exquisita diversidad de nuestro planeta, pero recordad lo que dejáis atrás. También deseo que cuando dejéis este rincón de reflexión sea con billete de vuelta.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Reflexión primera.
Nos pasamos la vida pensando en cómo seremos mañana, deseamos fervientemente conocer el futuro, como si el presente no nos bastase, como si fuese una sala de espera tosca y fea, buscando la llave para salir y ver nuestro flamante y grandioso futuro.
No hay más que pensar en los 18 años, esa cifra que parece que nos cambiará la vida, alcohol, discotecas y todo eso, que a los 18 seremos como otra persona, una versión mejorada de nuestro yo adolescente. Y una vez vemos que no hemos cambiado tanto, pensamos en los 20, eso si que será el gran cambio, ¿no? Seguramente no.
Siempre he sido de los que se preocupa del futuro, de cómo una decisión puede hundirme hasta el abismo de mi mente y soterrarme en una pobre y vacía autocompasión. Y a veces ese miedo me quitaba las ganas de sentarme en esa sala de espera, y resignarme a que mi vida se conforma en el ahora, en el tosco y feo ahora, y no en el después.
No quiero caer, ni estrellarme, en el tópico de “Carpe diem”, ni en el de “Tempus fugit”, nada de eso, pero si aconsejar que no debemos dejar que nuestras alas y nuestras ganas de volar caigan bajo el peso de un futuro aún existente.
domingo, 14 de diciembre de 2014
Y ahora...
Dicen
que el tiempo cicatriza las heridas,
Que
recordaré el dolor con simpatía,
Que
serán anécdotas, simples tropiezos,
Pero
mientras me desgarro por dentro.
Dile
al lobo que no aullará más a la Luna,
Dile
al otoño que no va a haber más primaveras,
Dile
a la Tierra que se esté quieta,
Que
este tiovivo ha dado su última vuelta.
Te
compuse mil sonrisas
Que
ahora suenan vacías,
Te
recité mil miradas,
Que ahora se ahogan en lágrimas.
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